TU PUEDES RESUCITAR AUNQUE ESTES MUERTO

Jesús acompañado de una gran multitud, se dirigía a la ciudad de Naín. Nadie imaginó jamás la escena que les esperaba. De repente se escucha un llanto que estremece el Espíritu, tocando el alma de la gente que acompañaba al Maestro. Ellos se estaban acercando a un acompañamiento fúnebre. Llevaban a un joven a su última morada, hijo único de una viuda. Ella estaba desconsolada; dice la Biblia, que su clamor era indescriptible. En el original griego la palabra Klaío, fue utilizado para describir el dolor de esta mujer, que significa: Expresión extrema de dolor; llorar a grito sin consuelo; gemir. En ese estado emocional se le acercó Jesús. Quisiera explicar por unos segundos porqué esta mujer estaba así. En la cultura hebrea, si el jefe de familia fallecía, los parientes más cercanos se hacían cargo de la viuda y sus hijos. Ellos administraban totalmente los bienes del difunto. Se quedaban con sus pertenencias, joya, dinero, terreno; y la viuda siempre estaba a merced de su pariente político; para que a ella alguien de la familia del desaparecido la redimiera. Esta mujer ya pasó esta prueba tan grande, fue despojada de todo lo que tenía; y ahora se le muere su hijo; su esperanza, su alegría, su futuro; pues, en el día de mañana él la ayudaría cuando ella fuere anciana.

Una vez más, la desgracia acompaña a esta mujer, dos fallecidos en su casa y en su vida. Muy grande era su pérdida. Una de las cosas que hace el diablo, es saquearte. De forma brusca viene a sacarte tus bendiciones. Te quita tu paz, tu esperanza, tu salud, tu finanza. Envuelve a tus hijos en la droga, en algún vicio, destruye tu matrimonio con la separación de tu esposa/o, te deja sin nada. Quiero decirte que por más fea sea tu situación, Jesús se aproxima a ti, se encontrará contigo y te dará la solución que tú necesitas. Jesús jamás dejará su creación sufriendo, siempre escuchará el clamor tuyo. Él escuchó el clamor de esta mujer y le dijo: No llores. Siempre Dios te dará una palabra rema para tu vida, el te dirá, “no temas, yo estoy contigo, nunca te voy a desamparar y mucho menos te voy a dejar solo”. Fuiste creado poco menor que los ángeles; tu llevas su imágen y su semejanza y tienes el derecho de ser asistido por Él, porque eres parte de su vida.

Tu eres su reflejo, no eres igual a los ángeles, porque Dios los creó de otra forma. A ti Dios te creó del polvo de la tierra y sopló en tí su aliento de vida. Jesús le dijo “no llores”; esa mujer fue consolada, y al instante se puso en frente de los que llevaban el féretro, los detuvo. La ley judía, no permitía que nadie tocara al muerto, pero Jesús tocó a la misma muerte. Que podía hacer la muerte en ese momento, nada; solo huir despavorido, vencido una vez más por el autor de la vida. Por Aquél que dijo: “He aquí estuve muerto, pero vivo por los siglos de los siglos, Amén y tengo la llave de la muerte y el hades. Muerte, dónde está tu aguijón; Sepultura, dónde está tu victoria”.

Jesús se compadeció de esta mujer, tocó el féretro, y dijo: “Joven, a ti te digo, levántate". Inmediatamente el que había muerto se incorporó, y comenzó a hablar, y le dió a su madre. Revelación: Jesús resucitará todo lo que está muerto en tu vida. Liberará tu vida de la esclavitud. No podrá quedarse ningún demonio cerca de ti, ninguna enfermedad, porque hoy tú decides ser libre. Jesús te garantiza, que cuando El se haga cargo de tí, no importa, cuán grande sea tu problema; si es la droga, El te sacará; si es vicio , Él te quitará. No importa que tu pecado sea lo más horrendo que tú hayas cometido; Él te perdonará, Él te hará libre.

Haz una confesión al Señor y cuéntale todas las cosas que hay en tu vida. Él con gusto, esas áreas de tí, lo llenará de su gloria, de su poder y de su vida. El joven se levantó, comenzó a hablar. Da testimonio de lo que Dios hizo en tu vida. Solo Vosostros conocéis las aéreas muertas que tenéis en vuestras vidas. Dile te detengo, porque Jesús vino a resucitar mi vida. Resultado: SANO ESPIRITUAL, EMOCIONALMENTE. LIBRE PARA CONOCER A DIOS EN TODAS SUS DIMENSIONES.

Quiero que hagas una oración de fe conmigo, diciendo: “Jesús necesito que tu vengas a mi vida. Reconozco que soy pecador y te pido que me perdones todos mis pecados. Quiero ser tuyo, anota mi nombre en el libro de la Vida y ayúdame a seguirte hasta el fin. Amén.

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Este mensaje fue sacado de Lucas 7.11

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