Me costó un poco escribir esta Segunda parte de Cómo vivir en lo sobrenatural. En lo personal, necesitaba un ajuste en mi vida para poder así transmitir el mensaje de Dios a sus vidas. La base de este mensaje está en Romanos 1.8 “Así pues, ahora Dios no condena a los que están unidos a Cristo Jesús”a. Versión PDT (Versión para todos). Para poder vivir en lo sobrenatural, debo ser tratado por Dios. Es uno de los principios. El Señor se maneja por principios, leyes y sistemas. Este es un proceso en donde Dios se encargará de sanar todas tus heridas emocionales. Hay heridas del pasado, de tu niñez, de tu adolescencia y de tu vida adulta. El ser humano tiene serios problemas en su alma. Cuando es sanado, está capacitado para caminar en una dimensión diferente. Pues piensa y actúa con seguridad. Sabe que Dios esta con Él en todo tiempo y su pensamiento cambia. El mayor milagro que hace Dios es que, ya no piensas que tu seguridad es el dinero (lo material). Tu seguridad es Dios y descubrís que tu fuente de todo y para todo es El.
Cuando Jesús se encontró con la Mujer Samaritana, Juan 4.7-39, Jesús inició una interesante conversación. Lo que hizo es pedir agua en ese caso. Cuando Dios va a trabajar y tratar tu vida, siempre te va a pedir algo, a través de su Espíritu Santo. Confrontará tu vida, y cuando le entregas tu vida entera, comenzará a sanar todas tus heridas. Esa mujer fue confrontada. Reconoció que alguien que tiene autoridad espiritual le estaba hablando. Ella era muy inteligente. Capturó su tiempo de restauración y aceptó su pecado. Así recibió sanidad interior, porque eso es lo que Ella necesitaba. Dios nos hizo y Él sabe solucionar cualquier desperfecto que tenga el Ser Humano. Su conversación y su confrontación fue certera y esa mujer salió sanada, liberada, transformada y restaurada.
Trayendo a luz lo que ocurrió con esa mujer antes, es lo siguiente: Estaba atrapada en sus delitos y pecados. Estaba herida emocionalmente y su autoestima la tenia muy baja. Pero lo principal que Ella tenia era culpabilidad . Ese espíritu la condenaba y la atormentaba. Por eso nunca pudo tomar una decisión firme en su vida. Estaba atada a la vergüenza, a la miseria y a la discriminación social. Que hizo Jesús, la perdonó. Le dijo “vete y no peques mas”. No la condenó. Fue dictada una orden celestial que la exime de todo pecado, de toda deuda espiritual. Transformó su vida en bendición, porque Ella salió luego a hablar de Jesús y muchos creyeron en Ella. Lo mismo Jesús quiere hacer contigo.
Por último, la Biblia dice: “Bienaventurado el hombre a quien Jehová no culpa de iniquidad y en cuyo espíritu no hay engaño”. Salmos 32.2. Pablo, el Apóstol inspirado por el Espíritu Santo, nos dejó una palabra Rhema, “ninguna condenación”. Revelación: Estamos condenados a vivir siempre en la presencia de Dios. Estamos condenados a tener salud. Estamos condenados a la prosperidad. Estamos condenados a vivir en santidad. Estamos condenados a ser felices. Estamos condenados a toda clase de bendición sobre nuestras vidas. Dios sacará de ti toda culpa. Te sanará. Solo debes reconocer y aceptar tu error delante de Él. Arrepentirte de tus pecados, eso es todo. Esto es un principio, un sistema y una ley que Dios aplica en tu vida.
Si no tienes a Jesús como Señor y Salvador personal, repite esta Oración diciendo: Jesús, no quiero seguir pecando. Me arrepiento de mis pecados. Anota mi nombre en el Libro de la vida porque hoy renuncio a Satanás y sus obras. Ayúdame a serte fiel cada día por el resto de mi vida. Amén. Si has hecho esta Oración de fe, tu nombre está escrito en el Libro de la vida. Eres una nueva criatura en Cristo Jesús. Bienvenido a la Gran Familia de Dios. Te dejo una dirección de correo electrónico, mrestauracionyvida@gmail.com Escríbeme. Estaremos orando por ti y tus peticiones.
SEA LA PRESENCIA DE DIOS EN TU VIDA. AHORA Y SIEMPRE.
3/03/12
No hay comentarios:
Publicar un comentario